Nader y Simin: una separación (A Separation)
2011_Irán_Asghar Farhadi
“Juro por el Corán que somos humanos como vosotros” “(I swear on this Qoran, we’re humans just like you)”
AUTOR: PABLO ARANDA
En un mundo tan complejo y polarizado como el que vivimos, donde las diferencias culturales y sociales parecen insalvables, resulta difícil pensar en una obra artística que presente conflictos completamente universales y en la que el espectador consiga empatizar con la realidad que es presentada ante él. Como espectador occidental, y como resultado de nuestro inevitable etnocentrismo, tendemos a caer en el error de pensar que los problemas presentados en nuestras obras culturales son extrapolables a las diferentes realidades que podemos encontrar en sociedades orientales. Resulta, por lo tanto, difícil reconocer para el espectador occidental medio una obra artística oriental donde los conflictos que se presentan sean cercanos a los que tiene el propio espectador y ya la cosa resulta casi imposible cuando se trata de una película iraní del año 2011, con Irán señalado como miembro del eje del mal y con Mahmud Ahmadineyad como presidente electo.
En Nader y Simin: una separación nos encontramos con una pareja que se va a separar y que presenta su conflicto en la magistral escena inicial. A su alrededor se desarrollarán diferentes tramas que irán cobrando protagonismo y que nos muestra una completa disección de la sociedad iraní actual, de izquierda a derecha, de arriba abajo. En la película surgen, de forma explícita o implícita, conflictos por motivos sociales, religiosos, económicos entre los personajes que son espoleados, con frecuencia de forma inconsciente, por prejuicios, así como atávicas costumbres que los impregnan y que dejan al descubierto sus diferencias. Son, sin embargo, las diferencias que el director y guionista Asghar Farhadi nos presenta las mismas que podemos encontrar en cualquier cultura y estos conflictos los mismos que surgen a diario en nuestra vidas y que pertenecen a la más pura naturaleza humana. Porque los conflictos en Nader y Simin sobrepasan el plano personal, y son también conflictos frecuentes en la sociedad iraní, en la cultura árabe y finalmente en cualquier sociedad. Los personajes del film están llenos de matices y todos muestran unas motivaciones y creencias que les conduce a cometer errores y a equivocarse pero será Farhadi quien nos invite a conocer estas motivaciones cámara en mano y en permanente búsqueda por llegar a cada personaje, a cada mirada. Además del plano privado, Farhadi también nos invita a conocer la esfera pública; los personajes llevan estos conflictos a los tribunales y es aquí dónde exhiben sus verdades, siempre a medias, y se vislumbran intereses ocultos que nos muestran lo más oscuro de la condición humana. La búsqueda de la verdad por parte del espectador será en vano ya que esta se nos presenta de forma fragmentada e incompleta, de la misma manera que a los personajes.
Es la obra de Farhadi cine social que trata al espectador como personas capaces de sacar sus propias conclusiones, libre de los maniqueísmos y subrayados de los que tanto abusa este tipo de cine. Su cámara se mueve con maestría por los interiores, ya sean privados o públicos y llegando a cada rincón y marcando las enormes diferencias entre los personajes y por tanto entre los distintos estamentos de la sociedad iraní que les avoca al disentimiento y a unas tensiones difíciles de obviar. Hombres y mujeres, pobres y ricos, creyentes y ateos, conservadores y progresistas, todos estos puntos de vista van desfilando en Nader y Simin, todos hablándonos de lo que es bueno y justo, todos diciendo su verdad, que es tan equivocada como cualquier otra.